El síndrome post vacaciones se puede entender como un trastorno adaptativo más que como una enfermedad. Quienes han disfrutado de un periodo de descanso más amplio de lo habitual les cuesta volver a adaptarse a su antigua rutina y tener una serie de síntomas muy similares a los provocados por el estrés. Estos síntomas van desde el decaimiento hasta la tristeza, pasando por la apatía, la desmotivación, la negatividad, la irritabilidad, la falta de ánimos y energía y por supuesto la disminución del rendimiento y la productividad.
Quizá este último síntoma sea el que haya hecho que el síndrome post vacaciones sea tenido en cuenta y haya salido a la luz. Por ello, se ha podido constatar que su duración varía de una persona a otra. En algunas personas dura de 2 a 3 días, mientras que en otras puede llegar hasta los 21 días, esta última cifra suele ser el periodo natural que se requiere para adaptarse a un cambio o para implantar un nuevo hábito. No obstante, aunque no es habitual, pudiera ocurrir que estos síntomas se alarguen en el tiempo, provocando ansiedad o depresión.
Por otro lado, quienes más lo sufren son personas que suelen anticipar la vuelta al trabajo como algo negativo, bien porque tienen problemas en su trabajo, o porque tienen poca tolerancia a la frustración. Esto no quiere decir que sean los responsables del padecimiento, sino que, son más propensos a sufrir este trastorno adaptativo debido a las circunstancias que les rodean y a sus propias vivencias y características personales y psicológicas. En cualquier caso, la buena noticia es que se puede superar.
Cómo afrontar la vuelta al trabajo
La clave para superar el síndrome post vacaciones pasa por tomar una serie de hábitos preventivos. También es conveniente llevar a cabo una adaptación progresiva, para lo cual sería conveniente seguir una serie de pautas como las que se desarrollan a continuación:
1. Regresar al domicilio unos días antes del fin de las vacaciones
Volver a casa 3 o 4 días antes del final de los días de descanso permitirá a la mente prepararse para la vuelta a las rutinas diarias antes de las vacaciones. No solo permitirá ordenar las cosas, poner lavadoras, hacer compras, etc., sino que también hará que el cerebro pase a modo “realidad” y volver al trabajo no sea tan chocante.
2. Regular de manera progresiva los horarios
Si bien en vacaciones lo habitual es levantarse tarde e irse a dormir también más tarde, de cara a volver a trabajar, hay que ir acostumbrando al cuerpo a dormir a cierta hora para poder descansar lo suficiente para poder madrugar. Este cambio de hábitos conviene ir introduciéndolo de manera paulatina y no de golpe.
3. La alimentación y el ejercicio físico son clave
Para superar con éxito el síndrome post vacaciones es fundamental recuperar hábitos de alimentación saludable, lo mismo ocurre con el ejercicio físico. Si tanto uno como otro se han dejado de lado durante los días de descanso, conviene volver a retomarlos cuanto antes. Sin una buena alimentación y sin la actividad física diaria necesaria, será más difícil superar los síntomas de este trastorno adaptativo.
4. Establecer objetivos realistas
En lugar de imponerse objetivos arduos de conseguir desde el primer día, lo ideal sería ir proponiéndose metas alcanzables, realistas, para ir modificándolas de forma progresiva según se vayan logrando. Hay que darle tiempo al cuerpo y a la mente para que se adapte a los nuevos horarios, exigencias y obligaciones de la vida diaria habitual.
5. Organizar la agenda laboral
Un buen consejo para no agobiarse los primeros días de trabajo a la vuelta de vacaciones es organizar la agenda. Conviene priorizar las tareas más urgentes e ir haciendo el resto a medida que lo más importante vaya siendo resuelto. Pretender ponerse al día en cuestión de horas no es recomendable, eso solo produciría un elevado nivel de estrés y un empeoramiento del síndrome post vacaciones.
6. Planificar momentos libres
Aunque se tenga que volver a la rutina habitual de largas horas de trabajo, es muy importante planificar momentos de descanso o tiempo libre, bien para disfrutarlos con la familia y amistades, o bien a solas. Seguir disponiendo de momentos libres, aunque solo sea una hora al día para relajarse, es fundamental para que la transición sea más llevadera.
7. Buscar actividades o nuevas aficiones
Otra forma efectiva para levantar el ánimo y compensar los síntomas del síndrome post vacaciones es encontrar nuevas actividades o aficiones a las que dedicarse. Apuntarse a bailes latinos, a deportes de grupo, a clases de música o de pintura, o incluso a un club de lectura para quienes prefieran actividades más tranquilas, dará un extra de motivación y alegría.
Por último, hay quienes utilizan la estrategia de comenzar a planificar las siguientes vacaciones. Tiene el lado positivo de motivar y crear ilusión por un evento futuro que se presenta muy atractivo, pero también es una forma de huir del presente, con lo que no sería una idea válida para todo el mundo. En cualquier caso, lo más importante es saber que toda esa irritabilidad, tristeza y ansiedad son temporales y que pronto cuerpo y mente se habrán habituado a la nueva rutina laboral.
A fin de cuentas, la capacidad de adaptación del ser humano es una cuestión de supervivencia: si se pueden superar circunstancias realmente traumáticas, con más motivo se puede transitar por los síntomas del síndrome post vacaciones con total tranquilidad, sabiendo que más pronto que tarde se habrá superado ese período de transición entre los días de esparcimiento y relajación a los días de control horario y obligaciones sociales. Y si se convierte en un problema, siempre se puede pedir ayuda profesional.
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El síndrome post vacaciones se puede entender como un trastorno adaptativo más que como una enfermedad. Quienes han disfrutado de un periodo de descanso más amplio de lo habitual les cuesta volver a adaptarse a su antigua rutina y tener una serie de síntomas muy similares a los provocados por el estrés. Estos síntomas van desde el decaimiento hasta la tristeza, pasando por la apatía, la desmotivación, la negatividad, la irritabilidad, la falta de ánimos y energía y por supuesto la disminución del rendimiento y la productividad.
Quizá este último síntoma sea el que haya hecho que el síndrome post vacaciones sea tenido en cuenta y haya salido a la luz. Por ello, se ha podido constatar que su duración varía de una persona a otra. En algunas personas dura de 2 a 3 días, mientras que en otras puede llegar hasta los 21 días, esta última cifra suele ser el periodo natural que se requiere para adaptarse a un cambio o para implantar un nuevo hábito. No obstante, aunque no es habitual, pudiera ocurrir que estos síntomas se alarguen en el tiempo, provocando ansiedad o depresión.
Por otro lado, quienes más lo sufren son personas que suelen anticipar la vuelta al trabajo como algo negativo, bien porque tienen problemas en su trabajo, o porque tienen poca tolerancia a la frustración. Esto no quiere decir que sean los responsables del padecimiento, sino que, son más propensos a sufrir este trastorno adaptativo debido a las circunstancias que les rodean y a sus propias vivencias y características personales y psicológicas. En cualquier caso, la buena noticia es que se puede superar.
Cómo afrontar la vuelta al trabajo
La clave para superar el síndrome post vacaciones pasa por tomar una serie de hábitos preventivos. También es conveniente llevar a cabo una adaptación progresiva, para lo cual sería conveniente seguir una serie de pautas como las que se desarrollan a continuación:
1. Regresar al domicilio unos días antes del fin de las vacaciones
Volver a casa 3 o 4 días antes del final de los días de descanso permitirá a la mente prepararse para la vuelta a las rutinas diarias antes de las vacaciones. No solo permitirá ordenar las cosas, poner lavadoras, hacer compras, etc., sino que también hará que el cerebro pase a modo “realidad” y volver al trabajo no sea tan chocante.
2. Regular de manera progresiva los horarios
Si bien en vacaciones lo habitual es levantarse tarde e irse a dormir también más tarde, de cara a volver a trabajar, hay que ir acostumbrando al cuerpo a dormir a cierta hora para poder descansar lo suficiente para poder madrugar. Este cambio de hábitos conviene ir introduciéndolo de manera paulatina y no de golpe.
3. La alimentación y el ejercicio físico son clave
Para superar con éxito el síndrome post vacaciones es fundamental recuperar hábitos de alimentación saludable, lo mismo ocurre con el ejercicio físico. Si tanto uno como otro se han dejado de lado durante los días de descanso, conviene volver a retomarlos cuanto antes. Sin una buena alimentación y sin la actividad física diaria necesaria, será más difícil superar los síntomas de este trastorno adaptativo.
4. Establecer objetivos realistas
En lugar de imponerse objetivos arduos de conseguir desde el primer día, lo ideal sería ir proponiéndose metas alcanzables, realistas, para ir modificándolas de forma progresiva según se vayan logrando. Hay que darle tiempo al cuerpo y a la mente para que se adapte a los nuevos horarios, exigencias y obligaciones de la vida diaria habitual.
5. Organizar la agenda laboral
Un buen consejo para no agobiarse los primeros días de trabajo a la vuelta de vacaciones es organizar la agenda. Conviene priorizar las tareas más urgentes e ir haciendo el resto a medida que lo más importante vaya siendo resuelto. Pretender ponerse al día en cuestión de horas no es recomendable, eso solo produciría un elevado nivel de estrés y un empeoramiento del síndrome post vacaciones.
6. Planificar momentos libres
Aunque se tenga que volver a la rutina habitual de largas horas de trabajo, es muy importante planificar momentos de descanso o tiempo libre, bien para disfrutarlos con la familia y amistades, o bien a solas. Seguir disponiendo de momentos libres, aunque solo sea una hora al día para relajarse, es fundamental para que la transición sea más llevadera.
7. Buscar actividades o nuevas aficiones
Otra forma efectiva para levantar el ánimo y compensar los síntomas del síndrome post vacaciones es encontrar nuevas actividades o aficiones a las que dedicarse. Apuntarse a bailes latinos, a deportes de grupo, a clases de música o de pintura, o incluso a un club de lectura para quienes prefieran actividades más tranquilas, dará un extra de motivación y alegría.
Por último, hay quienes utilizan la estrategia de comenzar a planificar las siguientes vacaciones. Tiene el lado positivo de motivar y crear ilusión por un evento futuro que se presenta muy atractivo, pero también es una forma de huir del presente, con lo que no sería una idea válida para todo el mundo. En cualquier caso, lo más importante es saber que toda esa irritabilidad, tristeza y ansiedad son temporales y que pronto cuerpo y mente se habrán habituado a la nueva rutina laboral.
A fin de cuentas, la capacidad de adaptación del ser humano es una cuestión de supervivencia: si se pueden superar circunstancias realmente traumáticas, con más motivo se puede transitar por los síntomas del síndrome post vacaciones con total tranquilidad, sabiendo que más pronto que tarde se habrá superado ese período de transición entre los días de esparcimiento y relajación a los días de control horario y obligaciones sociales. Y si se convierte en un problema, siempre se puede pedir ayuda profesional.