El impacto de la pandemia del Covid-19 afectó las múltiples áreas de nuestras vidas, forzó cambios imprevistos que afectaron todo a nuestro alrededor, y por esta misma razón también afectó el compromiso que las personas tenían con sus lugares de trabajo.

El fenómeno conocido como “la gran renuncia” es una tendencia que venía gestándose previo a la pandemia, pero que se potenció con la llegada de la crisis sanitaria. El trabajo remoto y los largos periodos de encierro  llevaron a las personas a replantearse su relación con el trabajo y el rol que éste ocupa en sus vidas.

Por esta razón , el equilibrio entre lo personal y lo laboral, el disfrute del tiempo de trabajo, el desarrollo profesional y los beneficios, entre otros intangibles, comenzaron a ganar terreno como factores de atracción y fidelización, más allá de la compensación monetaria.

En lo que respecta a los beneficios, parece existir cierta alineación entre la oferta y la demanda que ofrecen las compañías, ya que los asociados a la protección (31%) y al bienestar económico (18%) son los más apreciados por el conjunto. Si bien los beneficios vinculados al bienestar mental son también importantes, en particular para las personas más jóvenes, no suelen formar parte de la oferta de las compañías.

Para dar cuenta de estos procesos y entender mejor esta nueva realidad, Criteria, con el apoyo de Betterfly, llevó adelante la primera Radiografía del Compromiso Organizacional, un estudio que permite conocer de qué manera viven hoy las personas la relación con su trabajo y cómo esto impacta en las diferentes formas de construir el compromiso organizacional. ¡Te invitamos a revisarlo!