Published On: January 30th, 2017Categorías: Blog

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Soy Julio López García tengo 46 años, hace seis años, el 23 de septiembre, cambió mi vida.

Por aquellos días del 2010 yo era feliz, creía tener mi vida perfectamente organizada con todos mis objetivos conseguidos: buena familia (mujer y dos hijas maravillosas), buen trabajo, buen sueldo…pero el 23 de septiembre todo se borró.

Trabajaba de conductor y asistente personal de dos empresarios. Una mañana no me encontraba bien y me fui a mi casa. Ese es mi último recuerdo hasta quince días después verme en una cama de hospital rodeado de familiares (no sabía cómo se llamaban) y desconocidos (amigos que en ese momento no sabía quiénes eran, ni que les conocía).

Según me contó Gloria, mi mujer, vine del trabajo con décimas de fiebre, llamó al doctor que dijo que parecía una gastroenteritis, nada grave. Dos días después, de madrugada salí del baño llamando a Gloria y caí al suelo. Llamaron a la ambulancia, con la suerte de que tardó menos de quince minutos, encontrándome en muy mal estado. Consiguieron que llegara con vida al hospital de San Sebastián de los Reyes donde me trataron sin saber muy bien que me pasaba, con un antivírico de amplio espectro que me estabilizo dejándome en coma.

Había tenido una encefalitis herpética, las perspectivas de que despertara no eran muchas, si lo hacía sería con graves daños físicos y psíquicos. Las secuelas fueron menores de lo esperado aunque tuve muchos problemas de memoria, reflejos, coordinación, como cosa curiosa todos los nombres desaparecieron de mi mente y aún hoy me cuesta mucho reconocer a las personas por su nombre.

Hoy 6 años después he recuperado gracias a Gloria, que desde el primer día me trato con exigencia para que mejorara y a la rehabilitación en Ceadac (Centro Español de Daños Cerebrales) durante seis meses, una gran parte de mi vida aunque soy una persona diferente, con una discapacidad (53%) que no me impide volver a disfrutar del día a día.

De esa recuperación el deporte tuvo gran parte de culpa. Primero el pádel (lo tuve que dejar por que la paciencia dejo de ser una de mis virtudes). Mi mujer me regaló una bici de montaña, me uní al club ciclista Jarama donde me enseñaron a sufrir afrontando innumerables retos con la MTB, la Madrid-Segovia , la Skoda de Buitrago de Lozoya, hasta que un día un amigo de toda la vida , Alberto, me dijo: ¿A que no te atreves a hacer una duatlón?. El resultado fue participar por primera vez en la duatlón de Venturada compitiendo desde entonces en un montón de duatlones y triatlones cada vez más duras entre ellas “la Bola Del Mundo” o la clásica ciclista de “Perico Delgado” (170 km cruzando toda la sierra madrileña para volver a Segovia). Esta temporada ya tengo varios retos en mente: la triatlón de Zarauz (1/2 ironman), la 1/2 maratón de Madrid y la Madrid – Lisboa (MTB).

En las pruebas luzco el maillot de la asociación “Freno al Ictus” (enfermedad cerebral con daños muy parecidos a la encefalitis herpética que yo padecí) que descubrí en Facebook siguiendo la TitanDesert (prueba de MTB cruzando el desierto que también tengo como objetivo en mi “dañada” mente). Conocí a su fundador Julio que me explicó los retos y objetivos de la Fundación con los que me identifico.

“Todo esto me demostró que los límites en la vida se los pone uno mismo. Con perseverancia, paciencia y el apoyo de los que nos rodean todo está a nuestro alcance”

Freno al ICTUS (imagen)

http://www.frenoalictus.org/

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Published On: January 30th, 2017Categorías: Blog

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Soy Julio López García tengo 46 años, hace seis años, el 23 de septiembre, cambió mi vida.

Por aquellos días del 2010 yo era feliz, creía tener mi vida perfectamente organizada con todos mis objetivos conseguidos: buena familia (mujer y dos hijas maravillosas), buen trabajo, buen sueldo…pero el 23 de septiembre todo se borró.

Trabajaba de conductor y asistente personal de dos empresarios. Una mañana no me encontraba bien y me fui a mi casa. Ese es mi último recuerdo hasta quince días después verme en una cama de hospital rodeado de familiares (no sabía cómo se llamaban) y desconocidos (amigos que en ese momento no sabía quiénes eran, ni que les conocía).

Según me contó Gloria, mi mujer, vine del trabajo con décimas de fiebre, llamó al doctor que dijo que parecía una gastroenteritis, nada grave. Dos días después, de madrugada salí del baño llamando a Gloria y caí al suelo. Llamaron a la ambulancia, con la suerte de que tardó menos de quince minutos, encontrándome en muy mal estado. Consiguieron que llegara con vida al hospital de San Sebastián de los Reyes donde me trataron sin saber muy bien que me pasaba, con un antivírico de amplio espectro que me estabilizo dejándome en coma.

Había tenido una encefalitis herpética, las perspectivas de que despertara no eran muchas, si lo hacía sería con graves daños físicos y psíquicos. Las secuelas fueron menores de lo esperado aunque tuve muchos problemas de memoria, reflejos, coordinación, como cosa curiosa todos los nombres desaparecieron de mi mente y aún hoy me cuesta mucho reconocer a las personas por su nombre.

Hoy 6 años después he recuperado gracias a Gloria, que desde el primer día me trato con exigencia para que mejorara y a la rehabilitación en Ceadac (Centro Español de Daños Cerebrales) durante seis meses, una gran parte de mi vida aunque soy una persona diferente, con una discapacidad (53%) que no me impide volver a disfrutar del día a día.

De esa recuperación el deporte tuvo gran parte de culpa. Primero el pádel (lo tuve que dejar por que la paciencia dejo de ser una de mis virtudes). Mi mujer me regaló una bici de montaña, me uní al club ciclista Jarama donde me enseñaron a sufrir afrontando innumerables retos con la MTB, la Madrid-Segovia , la Skoda de Buitrago de Lozoya, hasta que un día un amigo de toda la vida , Alberto, me dijo: ¿A que no te atreves a hacer una duatlón?. El resultado fue participar por primera vez en la duatlón de Venturada compitiendo desde entonces en un montón de duatlones y triatlones cada vez más duras entre ellas “la Bola Del Mundo” o la clásica ciclista de “Perico Delgado” (170 km cruzando toda la sierra madrileña para volver a Segovia). Esta temporada ya tengo varios retos en mente: la triatlón de Zarauz (1/2 ironman), la 1/2 maratón de Madrid y la Madrid – Lisboa (MTB).

En las pruebas luzco el maillot de la asociación “Freno al Ictus” (enfermedad cerebral con daños muy parecidos a la encefalitis herpética que yo padecí) que descubrí en Facebook siguiendo la TitanDesert (prueba de MTB cruzando el desierto que también tengo como objetivo en mi “dañada” mente). Conocí a su fundador Julio que me explicó los retos y objetivos de la Fundación con los que me identifico.

“Todo esto me demostró que los límites en la vida se los pone uno mismo. Con perseverancia, paciencia y el apoyo de los que nos rodean todo está a nuestro alcance”

Freno al ICTUS (imagen)

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